Nuestro cuerpo, nuestros deseos

Yo, canas

Mónica Navarro analiza la invisibilidad del género en la vejez e invita a considerar las vejeces junto con las personas de distintas generaciones para entender la importancia de pensarse.

Pensar las vejeces en clave de género es un tema que, en particular, llama mucho nuestro interés a razón de experiencias personales en la trayectoria vital de cada uno, pero también por la inquietud que tenemos en el análisis de las grandes brechas existentes por razón de edad así como de género a nivel mundial y en particular, en Latinoamérica.

Por eso, conversar con una experta en la temática como Mónica Navarro –trabajadora social, psicóloga y especialista en gerontología y género–, ha sido muy relevante y formidable.

—Quisiéramos conocer acerca de tus motivaciones para el abordaje de género y edad en tu desarrollo en el campo gerontológico.

—En realidad desde el inicio de mi carrera académica y profesional mi abordaje estuvo enmarcado en una perspectiva de género en razón de haberme incorporado a trabajar en dos cátedras dictadas por una gerontóloga de gran trayectoria: la Dra. Liliana Gastrón. Una de ellas se dirigía a cuestiones de género, la otra sobre personas mayores. Esa formación resultó central y me permitió iniciar mi trayectoria como gerontóloga feminista o feminista gerontóloga, no hay una jerarquía diferente para mí en esta identidad.

La escucha atenta de aquello que las mujeres mayores tienen para decir cuando tienen un espacio propicio siempre me ha causado gran interés y ha producido resonancias que me han llevado a continuar profundizando. ¿Qué ocurre con las mujeres mayores de otros territorios y culturas?, ¿Qué vejeces imaginan las más jóvenes mirando a sus mayores? La necesidad de dar voz a las mujeres mayores es saldar una deuda de género.

—¿Cuál es tu opinión acerca de las políticas públicas actuales de la Argentina en relación a la incorporación del enfoque de género?

—Las políticas públicas son construcciones sociales que conllevan gran complejidad pero también son construcciones culturales. Allí también se manifiestan las formas de ver a los colectivos y a los ciudadanos. Ciertamente, se ha logrado consenso en el sentido de que es necesario repensar las políticas públicas en general, y las políticas sociales en particular, como parte de las obligaciones del Estado para el cumplimiento efectivo de los derechos que, en el caso de las Personas Mayores y el Género han derivado en grandes transformaciones en Argentina.

Lograr un mainstream, la transversalización que permita generar políticas públicas con enfoque de género es un desafío que en este momento el gobierno está tratando de llevar a cabo en sus más altos estamentos. Es deseable, es posible, pero sin dudas constituye una transformación en la concepción misma de ciudadanía de derechos y de hecho en la orientación y ejecución de políticas públicas.

El foco está entonces en mirar un tema como “El cuidado” y someterlo a esta matriz de análisis crítico y lograr que la gestión del Estado resulte en sintonía desde los elementos más abstractos hasta la acción territorial más específica. Sin dudas, creemos que los académicos que estamos desarrollando esta perspectiva podemos contribuir con nuestros equipos de trabajo tanto a partir de la investigación como en la capacitación en esta articulación tan necesaria.

Termino señalando algo que debe ser la directriz principal de este tema y es la decisión política, la voluntad de llevar a cabo este objetivo.

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«La vejez es un recurso para indagar aspectos centrales de la sociedad, ya que permite exponer los diferentes mecanismos sociales de segregación entre los que se encuentran aquellos que operan sobre la edad, la raza y el género»

De hecho, estamos ahora trabajando en una red territorial que sume a mujeres que han participado de los diferentes encuentros para potenciar los efectos positivos de una acción de este tipo.

Es un programa de gran vitalidad y productividad a partir de que se trata de una experiencia de investigación-acción. Hemos escrito varios artículos y continuamos investigando el fenómeno de los saberes de género en las mujeres mayores como un acto de transformación intergeneracional.

No se trata de cerrar la transmisión de la experiencia y los saberes a una cuestión de linaje de sangre en forma estricta. Muchas mujeres han transmitido su incomodidad, malestar o sufrimiento basado en el género de formas más sutiles que hoy podemos interpretar al ponerlo en palabras, al recuperar sus historias. La propuesta se dirige a pensarnos en nuestro linaje de género, en relación con aquellas mujeres que son nuestras referentes por diferentes razones y han dejado huellas en la cultura, en nosotras mismas.

Nos interesa expandir la experiencia a otros territorios y culturas, ese es un gran deseo.

—¿Cómo considerás que perciben las personas mayores el movimiento feminista actualmente? En los temas aún poco abordados en el debate gerontológico, ¿está el relacionado a las vejeces femeninas?

Dentro de una respuesta muy compleja que ameritan estas preguntas podemos acercar un pensamiento que permite seguir elaborando la propuesta de un feminismo que incorpore a todas las mujeres: las mujeres pobres, las indígenas, las mujeres trans, las negras, las viejas, etc.

La lógica patriarcal está asociada a un modelo de vida individualista que ha hecho grandes esfuerzos por lograr mantener desconectados los distintos «mundos de la vida»¨. El feminismo ha tenido múltiples obstáculos que atravesar para convertirse en la marea actual. Por otro lado, el viejismo tiene un gran poder de permear en la sociedad, unas veces discriminando, otras logrando invisibilizar a la vejez.

No se trata de cerrar la transmisión de la experiencia y los saberes a una cuestión de linaje de sangre en forma estricta. Muchas mujeres han transmitido su incomodidad, malestar o sufrimiento basado en el género de formas más sutiles que hoy podemos interpretar al ponerlo en palabras, al recuperar sus historias. La propuesta se dirige a pensarnos en nuestro linaje de género, en relación con aquellas mujeres que son nuestras referentes por diferentes razones y han dejado huellas en la cultura, en nosotras mismas.

Nos interesa expandir la experiencia a otros territorios y culturas, ese es un gran deseo.

—¿Cómo considerás que perciben las personas mayores el movimiento feminista actualmente? En los temas aún poco abordados en el debate gerontológico, ¿está el relacionado a las vejeces femeninas?

Dentro de una respuesta muy compleja que ameritan estas preguntas podemos acercar un pensamiento que permite seguir elaborando la propuesta de un feminismo que incorpore a todas las mujeres: las mujeres pobres, las indígenas, las mujeres trans, las negras, las viejas, etc.

La lógica patriarcal está asociada a un modelo de vida individualista que ha hecho grandes esfuerzos por lograr mantener desconectados los distintos «mundos de la vida»¨. El feminismo ha tenido múltiples obstáculos que atravesar para convertirse en la marea actual. Por otro lado, el viejismo tiene un gran poder de permear en la sociedad, unas veces discriminando, otras logrando invisibilizar a la vejez.