Galopando desde una misma

Un día de febrero me llegó un video dónde nos convocaban a ser parte de “La Revolución de las viejas.” A partir de eso, mis días cambiaron para siempre. Un mes duró este trajín y de pronto el mundo nos gritó BASTA!!  Y todo paró. Entonces, nos dimos cuenta que ese mes intenso era el inicio de algo grande. Ese mes se convirtió en nuestra herramienta más valiosa. Decidimos emprender el camino juntas, sin soltarnos. Algunas van más rápido y a otras las esperamos, pero vamos agarraditas y buscando como atravesar esta Pandemia del siglo XXI que llamaron Coronavirus, juntas.

Un día de febrero de 2020 me llegó la notificación por facebook para ver un video. Y el sábado siguiente concurrí a una reunión en Palermo. Nos convocaba Gabi Cerruti a ser parte de lo que llamó “La Revolución de las viejas”…

A partir de ese 8 de febrero mis días cambiaron para siempre. Y marcaron un rumbo totalmente nuevo e impensado para mí. Pasé de ser una mina de 53 años que estaba pensando cómo serían mis días hasta jubilarme, a ser una vieja revolucionaria, orgullosa de mis vivencias y dispuesta a estar mucho tiempo de mis días conectando con otras viejas que manifestaban inquietudes similares o totalmente opuestas a las mías. Pero ya no con la desesperanza e incertidumbre, sino con la convicción y fortaleza de tener mucho por hacer.

Un mes duró este trajín, que implicaron, reuniones, búsquedas para desmenuzar cada necesidad de cada vieja y acercar lo que considerábamos una herramienta informativa o de capacitación y hasta poner la oreja y dedicar el tiempito que podíamos a otras compañeras para no decaer.

Un mes… De pronto el mundo nos gritó BASTA!! El mundo no, el planeta. Los ríos, los glaciares, los animales, el aire… La naturaleza misma. Y todo paró… Todo, excepto los pelotudos de siempre, pero no voy a detenerme allí, porque considero mucho más importante aportar.

Justo cuando empezábamos a desandar ese camino de inercia para reconvertirnos en mujeres activas… Y de pronto, el aislamiento. Entonces, nos dimos cuenta que ese mes intenso que era el inicio de algo grande. Ese mes se convirtió en nuestra herramienta más valiosa. Teníamos la red, teníamos los medios, teníamos las ganas y entusiasmo, y sobre todo, teníamos conciencia.

Y sobre esa pequeña base que fuimos formando, nos aunamos en la Comisión de Trabajo de Parque Centenario. Decidimos emprender el camino juntas, sin soltarnos. Algunas van más rápido, a otras las esperamos que se acerquen a su paso, pero vamos agarraditas y buscando como atravesar esta Pandemia del siglo XXI que llamaron Coronavirus, juntas.

Administramos, junto a dos compañeras, un grupo de mujeres que evidentemente se acercó por problemáticas laborales, como nosotras mismas. Muchas veces se hace difícil la contención cuando alguna de nosotras mismas atraviesa momentos difíciles, pero entre las tres sostenemos la red para que ninguna caiga, pero cada cual es libre de partir si no está cómoda. Estamos aprendiendo de todas ellas lo que debemos brindar, aunque a veces no sea suficiente, o hasta nos equivoquemos. Pero sabemos que la red no se suelta.

Particularmente, a mi me está demostrando que ante este desafío, pude parar la pelota, mirar para el costado, ver y entender mejor lo que pasa por otras vidas, y juro que hemos trabajado con mis compañeras, muchísimo, para poder aportar herramientas que resulten útiles a las demás viejas. Pero aún muchas estamos dormidas. Pongámosle, por los años de patriarcado, por las décadas de proletariado. Cuesta sacudir esa tierra que tapa la verdadera esencia para salir a galopar desde una misma. Pero no es imposible.

Como dije por ahí, en un video, hoy tenemos tiempo! Miremos dentro nuestro, busquemos esa brasita que aún arde para ser la llama que ardió y seamos esa mujer que alguna vez soñamos ser.
Bea Machado – @beusfer

2020-09-15T19:35:35+00:00abril 2nd, 2020|Historias|Sin comentarios

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